La rótula de mi amiga

Vaya tarde la de ayer martes. Fue una de esas que te gustaría olvidar, pero que sabes que nunca lo conseguirás.

Quedé con una amiga para tomar un café y después ir a un hipermercado para hacer algunas compras. Nada del otro mundo, unas cajas de leche, un poco de fruta y alguna cosilla más.

Entramos para hacer nuestra compra, y cuando andábamos de estante en estante comparando precios (ya sabéis con esto de la crisis…) noté un peso tan grande sobre mí que casi me caigo al suelo, pero lo curioso es que era mi amiga.

Al principio pensé que había resbalado y se había sujetado a mí, pero de pronto empezó a gritar “me duele, me duele…” a la vez que se sujetaba la pierna.

La cogí como pude, porque notaba que se caía al suelo, pero al no poder con ella la senté en el suelo y pobre mujer ¡cómo tenía la rodilla!

Llegó un empleado alertado por los gritos y se le cambió la cara cuando vio la rodilla. No tenía ninguna herida, pero el bulto que le salía de ella impresionaba bastante.

Lo primero que pensé fue llevármela para el coche y que la viera un médico, pero era imposible moverla, parecía algo muy serio y le dolía mucho.

Los empleados fueron muy atentos con nosotros y en vista de que no había forma de moverla decidieron llamar a una ambulancia, la cual no tardó más de un cuarto de hora.

Cuando llegamos al hospital nos dijeron que la rótula se la había salido, se la tuvieron que poner en su sitio y salió escayolada desde el tobillo hasta la ingle ¡no me lo podía creer!

Con la pierna así tiene para bastante tiempo, y por lo visto no hubo motivo alguno.

Según el médico puede pasar que con un mal giro de la pierna o cualquier otro mal movimiento, la rótula puede salirse de su sitio y por eso caes al suelo.

Aunque los humanos nos creamos seres superiores, esto me hace pensar lo frágiles que somos.