Mis mascotas

El otoño para mí es un poco deprimente y por eso hay veces que me pongo un poco melancólica y me entran unas ganas irrefrenables de hablar, hablar y hablar.

Tengo dos mascotas que son dos soles. Son dos tortuguitas que saben escucharme cuando necesito hablar y no tengo con quién hacerlo.

Pensaréis que estoy un poco “majareta”, pero ellas me miran y escuchan todo lo que les digo sin llevarme nunca la contraria, porque otra cosa no, pero hablar me gusta hasta llegar a cansar a cualquiera.

Según mi familia hablo demasiado y hasta hay veces que me mandan a callar, lo cual no entiendo porque la comunicación es muy importante. Pero claro, si estoy continuamente distrayéndolos de sus cosas tengo que entender que todo en la vida no es escucharme a mí, así que me voy con mis mascotas.

Son animales muy lentos y aunque parecen “bobas” y poco inteligentes, os puedo decir que no es así. Ya saben que cuando entro cantando es porque les voy a dar de comer y se ponen a nadar muy rápido, como si se pusieran nerviosas y además comen de mi mano.

No entiendo a las personas que dejan abandonados a los animales en determinadas fechas del año, y mi pregunta es ¿por qué los compran con cariño y luego los abandonan con desprecio?

Pero claro haciéndome esta pregunta me digo a mí misma “si hay personas que abandonan a sus propios hijos ¡qué horror!”

Bueno, hablando de este tema me entran ganas de hablar, hablar y no callar. Así que me voy con mis mascotas.