13/5/08

¿Dónde están mis garbanzos?

Durante los años que estuve de vendedora viví muchas anécdotas, y se me viene a la memoria una muy simpática.
Recuerdo un día que tenía el turno de noche, había entrado a las 19:00 horas, me asignaron un rango y llevaría trabajando un par de horas cuando entraron cinco o seis personas (no recuerdo exactamente cuantas eran) y se sentaron en la misma mesa, me pidieron seis cartones, les pregunté que si los querían de serie y me dijeron que les daba igual. A continuación se empezaron a dar los datos, desde la mesa de control, para comenzar la partida y se oyó un murmullo en la sala y unas voces que decían “¡un momento, un momento! ¿dónde están mis garbanzos?“ mis compañeros y yo miramos hacia la sala para ver de donde venían esos gritos y cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que venían de mi rango. Inmediatamente me dirigí a la mesa donde estaban sentados, les pregunté que les pasaba y muy enfadados me dijeron que como pretendíamos que ellos cantaran bingo si no tenían garbanzos ni nada con lo que tapar los números. Le hice una señal a la mesa de control para que no comenzara la partida, les expliqué que los números se tachaban con un rotulador y fue entonces cuando comenzó la partida.
Todo se desarrolló con normalidad, pero me llevé otra gran sorpresa cuando llegué a la mesa para venderles la siguiente partida. Les volví a preguntar que cuantos cartones querían y me dijeron que ellos en la partida anterior habían comprado seis para las seis manos que pretendían jugar, fue entonces cuando me dí cuenta que sólo habían jugado un cartón y no los seis que habían comprado. Me paré un momento, les expliqué como se jugaba en un bingo y que los cartones que se vendían eran sólo para esa partida y que nunca les servirían para ninguna otra. Se quedaron sorprendidos, me comentaron que era la primera vez que entraban en un bingo y que si les podía explicar como se jugaba realmente, porque ellos habían jugado, pero en casa. Yo tenía que seguir vendiendo los cartones para esa partida, entonces llamé al jefe de sala y él se lo explicó todo.
Entendieron perfectamente como se juega, se quedaron bastante tiempo y al final cantaron hasta una línea.

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