Este fin de semana ha sido movidito. A parte de seguir el partido que nos ha convertido en campeones de Europa, ¡por fin!, he estado en la playa con un@s amig@s y me he quedado sorprendida de lo delgada que se ha quedado una de ellas.
Al principio sólo le dije que estaba más delgadita, pero cuando empezamos a charlar me comentó que estaba haciendo un régimen y que todavía le que daba algún que otro kilito por peder.
Seguimos hablando del tema y me explicó cual era el régimen que ella seguía y bajo mi punto de vista comía demasiado poco, pero pensé… “yo no soy médico”. Por lo visto se lo había dado una compañera de trabajo a la que le fue bastante bien. Y seguimos charlando del tema.
Me comentó que el único control que llevaba era el del peso para saber cuánto había adelgazado y que en ningún momento se había hecho una analítica para saber cómo estaba, porque se encontraba bien.
Le dije que los expertos dicen que eso no se debe de hacer nunca, ya que cada persona tiene una constitución, masa muscular… diferente y que siempre hay que adelgazar con control médico, pero ella no me hizo ni caso y siguió contándome lo fantástico que era ese régimen.
Pasamos un buen día de playa, pero ella sólo se alimentó de mucha fruta y me quedé realmente preocupada.
Los medios de comunicación nos informan constantemente de lo peligroso que es hacer un régimen sin control médico, pero cuando llega el verano tod@s queremos estar fantásticos para lucirnos y eso lo queremos conseguir en el menor tiempo posible sin darle importancia a la salud.
¡Qué error!
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