9/6/08

Primer día como jefa de mesa


Voy a intentar expresar lo que sentí la primera vez que trabajé como jefa de mesa. Para mí fue un día inolvidable.
Como ya he comentado en otra ocasión, las prácticas fueron difíciles y muy competitivas ya que sólo había dos puestos para jefe de mesa y éramos muchos compañeros practicando.
Cuando me comunicaron que un puesto era mío me puse muy contenta y a la vez me invadieron los nervios. Menos mal que según pasaban los días me fui tranquilizando y por fin llegó la mañana en la que me sentaría en la mesa de control oficialmente.
Entré en la sala para preparar los partes diarios y os parecerá mentira, pero la veía mucho más grande, como si todo estuviera más espacioso.
Sabía que durante las 8 horas de trabajo que tenía por delante todo tenía que salir bien y gran parte dependía de mí. Esto pasaba por mi cabeza cada minuto y me empujaba a poner más interés en todo lo que hacía.
Fueron llegando los compañeros e hicieron sus tareas diarias. Antes de abrir la sala al público tenía que decir que rango vendía cada uno, quien empezaba con la locución…¡llegó el momento de mi primera decisión!; ya que estas distribuciones hay que hacerlas según la cantidad de público que hay en cada momento en la sala y de cómo se vayan distribuyendo los clientes a la hora de sentarse.
El día empezó bastante bien y todos los cambios que fui haciendo y las decisiones que fui tomando dieron resultado. El primer día salió bien. Eso hizo que al día siguiente entrara con más seguridad, que los nervios fueran desapareciendo día a día y que mi capacidad de reacción ante cualquier situación fuera aumentando.
A lo largo de mi carrera en el bingo he tenido que pasar por diferentes situaciones y el tiempo que estuve de jefa de mesa fueron muchas las decisiones que tuve que tomar, de las cuales unas fueron más acertadas que otras. Lo cierto es que el tiempo es quien realmente enseña y no sé porqué, pero a mi me ayudó muchísimo la seguridad que cogí el primer día.

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