5/6/08

Supersticiones VIII

La anécdota que os voy a contar hoy es muy simpática.
Resulta que a menudo iba a la sala una señora que me llamaba mucho la atención por su forma de vestir. Siempre elegante y todos los complementos muy acordes con la ropa que llevaba puesta. Hasta que un día me di cuenta de un detalle, que el bolso le desentonaba. Esto lo observé unas cuantas veces seguidas y ya me empezó a picar un poco la curiosidad.
Se lo comenté a una compañera que conocía a esta señora desde hacía tiempo y ella no se había dado cuenta, pero empezó a fijarse porque también le pareció extraño. Después de un tiempo observando este detalle fue mi compañera y se dirigió a ella, no podíamos quedarnos con la duda.
No sé exactamente lo que le preguntó, pero ella vino con la respuesta. La señora le comentó que ese bolso era para ella un amuleto ya que siempre que lo llevaba, cantaba, pero la historia no queda ahí.
Ella se dio cuenta que mi compañera y yo hablábamos de su bolso y a partir de ahí empezamos una buena relación entre clienta y vendedora. Con el tiempo me contó la historia tal y como ella la veía.
Resulta que mucho tiempo atrás tuvo una “racha” de buena suerte y todo el dinero que ganaba lo guardaba en el famoso bolso. Por lo visto en ese tiempo cantaba muchas veces y el bolso nunca se quedaba sin dinero, entonces decidió llevarlo siempre que fuera al bingo. Pero está claro que esas rachas no duran mucho tiempo y el bolso empezó a quedarse vacío. Se puso a pensar la forma de que eso no sucediera y la solución que le dio fue meter dinero (no ganado en el bingo) y así nunca estaría vacío.
No sé cuanto tiempo le duró el dinero ganado, ni tampoco cuantas veces metió en el bolso dinero de su bolsillo, pero lo cierto es que cuando iba al bingo siempre llevaba su bolso de la suerte.
Según ella seguía un dicho que se lo había oído en varias ocasiones a su madre: “el dinero llama al dinero”.
Yo no creo que el dinero llame al dinero, pero por si acaso siempre llevo una moneda de 1 euro en mi bolso.

No hay comentarios: