3/7/08

Supersticiones XII

Todo lo que hay dentro de una sala de bingo puede significar buena suerte para un@s y mala para otr@s. Un día entré a trabajar y me llamó la atención una mesa que tenía más rotuladores de lo habitual, pero en ese momento todo quedó ahí.
Me asignaron mi rango y me puse a trabajar. Serían aproximadamente las nueve de la noche y me dijeron que me fuera a cenar, cuando volví me asignaron otro rango. No me acordaba de la mesa llena de rotuladores y precisamente estaba en ese rango. Me dispuse a colocarlos todos en los porta rotuladores y la señora me miró y me dijo: “por favor no me los toques y no te lleves los que sobran”. Yo no sabía que hacer ya que, entre otras cosas, nuestra obligación es tener en la mesa sólo los rotuladores que entran dentro del porta, para que no rueden hasta el suelo porque se pueden pisar y provocar una caída.
La dejé jugar y pasado un ratito volví a dirigirme a ella, le dije que si había algún rotulador que no pintara me lo diera para tirarlo y no tener en la mesa cosas innecesarias. Me volvió a mirar y me dijo que todos les eran necesarios porque unas veces borraba más con uno y otras con otro diferente. Para ver si podía convencerla le dije que se quedara sólo con los que había tachado y cantado, pero me insistió que los quería todos porque había cantado y no sabía con cual había sido.
Ante una situación así no me quedaba más remedio que complacerla, pero ya no cantó más.
Cuando se iba de la sala se dirigió a mí y me dijo: “no he cantado más desde que me tocaste los rotuladores”. Me dio mucha pena que se fuera con esa impresión, pero en ese momento ya no podía hacer nada.
Lo que sí hice fue no volverle a tocar los rotuladores a esa señora cuando venía a la sala.

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