Estrés infantil

Mis recuerdos infantiles son muy agradables y seguro que casi todos recordamos cuando jugábamos con nuestros amigos, del recreo en el colegio, de los motes que nos poníamos o de aquel profesor que nos enseñó tanto. Pero todo con alegría y sin estrés.

He leído un artículo que me ha impactado mucho y no puedo dejar de pensar en él. Según el escritor y periodista canadiense Carl Honoré el estrés infantil ha aumentado de una manera peligrosa, incrementando las enfermedades psicológicas y los suicidios en menores, debido a la presión social para que sean perfectos y siempre felices.

Comenta Carl Honoré que últimamente se le da más importancia a las calificaciones escolares que al propio aprendizaje.

También dice que el abrumador bombardeo de mensajes publicitarios influye y que incluso la dinámica familiar ha cambiado también, ya que los padres se encuentran bajo presión y sienten el empeño de “empujar, modelar y perfeccionar a los niños para darles lo mejor de todo y hacerlos al mismo tiempo los mejores para todo”. Diciendo a continuación que “todo esto nace de un instinto natural y noble, pero que la última generación ha caído en el exceso y que el modelo actual de la infancia está fracasando y las pruebas lo demuestran si vemos los problemas que los niños experimentan”

El escritor tiene claro que se puede lograr mucho más haciendo menos y con menos presión para que los niños no tengan miedo a equivocarse, a jugar o a aburrirse. Sin embargo se muestra optimista porque asegura que la sociedad se está dando cuenta y comienza a reaccionar.

Yo pienso que a los niños siempre debemos de hacerlos felices, por su puesto bajo el lema del respeto hacia los demás para que tengan buenos valores en la vida, pero no nos podemos olvidar que es la época más inocente y feliz de nuestra vida y que como tal tenemos que hacérsela vivir a nuestros pequeños.

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