Supersticiones XXXII

Tengo entre manos una manualidad, la cual “está tardando más que la obra de la catedral” (dicho de mi madre) porque llevo casi dos meses y no le veo pinta de terminar pronto; cuando lo tenga terminado ya os lo enseñaré.
Realmente no es esto lo que os quiero contar, porque dedicándole un rato a esta afición mía, y con todos los utensilios necesarios para ello encima de la mesa, oí una voz masculina y un poco desesperada que me dijo “¡cierra las tijeras!”. De pronto no pensé que fuera conmigo, pero me di cuenta que sí lo era cuando metió las manos entre mis cosas y cerró las tijeras que acababa de usar.

No le dí demasiada importancia y al rato, después de haberlas vuelto a usar, volví a oír la misma voz y de nuevo las mismas palabras
“Pero ¿qué pasa?” le pregunté a mi padre y me dijo que tener las tijeras abiertas da mala suerte y que debía de tener la precaución de tenerlas siempre cerradas.

Al verme la cara que se me debió de quedar después de oírlo, me contó que Átropos (en la mitología griega) era la encargada de cortar con sus tijeras el hilo de la vida, y que nosotros debemos de mantenerlas cerradas para no tentar la suerte.

Ya sé que mi padre es bastante supersticioso, pero como a mi no me cuesta trabajo hacerlo, pues lo tendré en cuenta de aquí en adelante y mantendré las tijeras cerradas.