Hoy, la despedida de soltera

Ya estoy de vuelta y ya pasaron los preparativos, la despedida y la boda. No os imagináis la pena que me da que ahora mismo todo sea un recuerdo, eso sí, un precioso e inolvidable recuerdo.
Lo he pasado genial y como todos me estáis pidiendo que cuente los detallitos de la boda pues os voy a complacer con todo el cariño del mundo, es lo menos que puedo hacer por todos mis buenos amigos blogeros. También quiero pediros disculpas por tardar tanto en volver, pero nunca pensaba que para preparar una boda se necesitara tanto tiempo y tanta atención.

Bueno, voy a empezar por la despedida de soltera que aunque la tuvimos que posponer de la fecha prevista por un problema de salud de mi hermana, lo pasamos muy bien.
En principio nos íbamos a ir a cenar a un bonito restaurante y después habían alquilado una limusina para que nos paseara por toda Sevilla y nos llevara a bailar un ratito, pero mi hermana se puso malita unos días antes. La tuvieron que intervenir de urgencia por lo que se anuló todo. A los quince días ya estaba mejor y me dieron la sorpresa organizando la despedida en casa, que aunque no era lo previsto a mi me daba igual, lo importante era que todos estaban conmigo, incluida mi hermana.
Aquí ya estoy preparada para comenzar a recibir a mis amigos.

Y... llegaron todos.

Como veréis hay un invitado, pero es que mi amigo Kiny es tan especial para mí que quise que me acompañara en un día tan importante para mi y él me concedió el deseo.


Primero me taparon los ojos...

...me pusieron un velito para destacar entre los demás, por cierto muy simpático, y así me tuvieron todo el día.


Estaba muy mona, verdad?

Acontinuación llamaron al timbre y era un repartidor que nos traía la comida que previamente habían encargado en un restaurante. Por cierto, todo riquísimo y aunque al principio me pareció mucha cantidad, no sobró nada de nada jejejeje
Sólo le hicieron esta foto a la comida, es que tenían tanta hambre…

Y cuando empezamos con la sobremesa me dieron una sorpresa que nunca olvidaré. Me regalaron un álbum que habían preparado con fotografías desde que mis padres se conocieron, su boda, mi nacimiento y el resto de mi vida hasta el día de la fecha. Lloré como una niña chica, pero no de pena ni de dolor, sino de alegría y de emoción por el gesto tan precioso que habían tenido conmigo.

Precioso recuerdo que siempre guardaré.

La verdad es que cuando estás a gusto el día se pasa muy rápido y eso es lo que me pasó, se pasó el día y casi ni me enteré. Pero todavía quedaban más preparativos y… el gran día. Ya os seguiré contando, la ilusión y la felicidad estaban servidas.